Todo movimiento en el futbol mundial implica fuertes cantidades de dinero y más aún, cuando se trata de jugadores top, como es el caso particular de Neymar, quien según rumores y algunos indicios, podría abandonar la entidad culé, para recalar en uno de los equipos con la nómina más alta, el Paris Saint-Germain.
Pero el dinero no es el impedimento para todos los involucrados, el jeque Nasser Al-Khelaïfi, dueño del club parisino, está dispuesto a tener a Ney por los próximos 5 años y pagar los 222 millones de euros que valdría la cláusula de recisión del crack, además obviamente del estratosférico salario del futbolista, que rondaría los 30 millones anuales.
En donde está el problema realmente, es en las normas del fair play que dominan el futbol de Europa y otras leyes, de entrada, la fiscalía francesa, grava con un 49% los ingresos superiores a los 500.001 euros para las personas físicas solteras, eso significaría que el club debería pagar 59 millones al año por las retribuciones de Neymar, acumulando un monto mayor al que cuesta su cláusula.
Por ahora todo pende de un hilo y nada es concreto, incluso, el movimiento tiene preocupado al capitán de Brasil, puesto que atraer una sanción con el traspaso, le podría costar una sanción deportiva, que lo podría marginar de competencias europeas en la temporada 2018-19 y eso disminuiría su carrera.
Mientras se resuelve el movimiento o la negación del mismo, Neymar ya entrena con el Barcelona y participa en la International Champions Cup, sin embargo, se le nota distanciado del entorno y de sus compañeros, por lo que todo podría pasar.