Cuando terminaba el minitorneo del Play-In y se construían las llaves definitivas de las primeras rondas de postemporada, en el “baile de la suerte” el destino le ponía a danzar con el rival más fuerte a los de Nueva Orleans, nada más y nada menos que el mejor equipo en récord, condiciones y números de toda la temporada en la mejor liga del mundo: Phoenix.
La realidad hacía fluir las cosas por un rumbo predecible con una primera y contundente victoria de los del desierto de Arizona con marcador de 110-99.
Luego, para el partido 2 vendría la gran tragedia para los dirigidos por Monty Williams al perder por tiempo indefinido a uno de sus baluartes, el alero egresado de la Universidad de Kentucky: Devin Booker. Ahí vendría el primer robo a domicilio de los underdogs, venciendo sorpresivamente por marcador de 125-115.
El primero de los cotejos en el Smoothie King Center fue parejo, emocionante y favorable para los favoritos, con resultado de 114-111, apoyados por la calidad y la dinámica del base líder Chris Paul. Sin embargo, para el juego 4, el patito feo de la serie renovaría energías y enaltecido por el ambiente de casa, lograrían emparejar la serie con un impensable 118-103.
El juego 5 fue en Phoenix y sirvió para que los de naranja y morado encontraran mejor ritmo y pusieran las cosas en su sitio con un abultado 112-97.
Hoy jueves, contra muchos pronósticos y sabiendo que han llegado más allá de lo normal, los comandados por C.J. McCollum y Brandon Ingram planearán otra campanada para forzar un juego 7.
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