Con un Campeonato de Constructores que parece perdido, Red Bull, Max Verstappen y Checo Pérez están urgidos de unas mejoras para conservar el Campeonato de Pilotos
Sergio Pérez, Max Verstappen y todo el equipo Red Bull están urgidos de una actualización milagrosa que evite que protagonicen la peor caída de un equipo en una temporada de Fórmula 1 en 60 años.
Cuando inició la temporada, los que dijeron que Max Verstappen ganaría 20 Grandes Premios y que Red Bull dominaría tranquilamente el Campeonato de Constructores, no contaban con la debacle del equipo austriaco.
Su última llamada es el Gran Premio de Austin, donde, en teoría, llevarán una actualización del RB20 que si bien, tal vez, no resuelva por completo su falta de competitividad, por los menos compense algo del trecho perdido en rendimiento frente a McLaren.
Actualmente en la tabla de Constructores Red Bull ya no tiene la cima y ve cómo Ferrari también apunta a dejarlos atrás, en el tercer lugar, cuando a media temporada los de las bebidas energizantes no tenían rival en los campeonatos que se disputan. Hoy, McLaren tiene el auto más rápido y confiable de la parrilla, y por mucho.
Son 516 puntos lo que tienen los de Woking por 475 de Red Bull y 441 de Ferrari. Eso parece cosa juzgada, donde todavía pueden recuperar algo los toros es en el Campeonato de Pilotos.
Max Verstappen sostiene casi con heroicidad el liderazgo del campeonato mundial con 331 puntos, seguido por Lando Norris con 279. Son 52 unidades de diferencia cuando restan seis Grandes Premios y tres Sprint.
Es decir, un máximo individual de 180 puntos por disputarse, por lo que todo puede pasar, pero Verstappen depende totalmente de que Red Bull puede darle un monoplaza medianamente competitivo para terminar por delante de Norris, al menos en un GP.
Luego del GP de Hungría, décimo tercero de 24, Verstappen estaba 86 puntos arriba de Norris y desde entonces Lando ha ganado dos carreras, mientras que el neerlandés no saca la victoria desde el GP de España, hace ocho fechas del calendario.
En 1964, BRM y Graham Hill se vinieron abajo en la temporada y fueron derrotados por John Surtees y Ferrari en el último de 10 GP’s del año en México.
Hill y BRM habían mantenido el liderato toda la temporada y la perdieron en la última fecha, algo así podría pasarle Verstappen y a Red Bull parece ya haberle llegado la hora por equipos.
Checo Pérez necesita un auto como el de Bakú
Más allá de la probada maestría Checo Pérez en Bakú, parecía que Red Bull había podido encontrar una solución que ayudara al mexicano, quien pudo haber ganado en Azerbaiyán o por lo menos subirse al podio, de no ser por el desafortunado accidente que sufrió en la penúltima vuelta con Carlos Sainz, de Ferrari.
Baku no es un referente que permita trasladar datos que sirvan para otro tipo de pistas. También ahí, Verstappen sufrió muchísimo. Pérez comentó que la solución que tenía Red Bull para recobrar el balance del auto le caería mejor a su estilo de manejo que al de Max, y así fue en Baku, pero no sería raro que, como el neerlandés requiere urgentemente ayuda para mantener el Campeonato de Pilotos, se hayan volcado en Singapur para tratar de poner su auto lo más adelante posible.
La paliza que le propinó McLaren a Red Bull y el resto de la parrilla fue épica. Lando Norris llegó a estar 30 segundos delante de Verstappen y lapeó a todos, menos a los siete primeros.
Su voracidad lo iba a llevar a cometer un grave error al casi estrellarse sin presión alguna en un par de ocasiones, pero finalmente el inglés recibió el máximo premio por su dominio, con excepción del punto de vuelta rápida que le arrebató Daniel Ricciardo en una acción que podría ser el epílogo de su carrera en la F1.
Checo hizo lo pudo con lo que tuvo. No logró preparar los neumáticos en la vuelta previa de la calificación y eso lo condenó a quedarse en la Q2. No fue un problema exclusivo del tapatío, todos los pilotos se quejaron de lo impredecible de la pista, que por las ondulaciones, temperatura y evolución podía, inesperadamente absorber todo el rendimiento de los neumáticos o alargar su vida útil.
Ya en carrera, Checo Pérez dio una arrancada de dragster en puntas de pies pulida con las yemas de los dedos. Luego padeció un infierno a más de 55 grados Celsius dentro del habitáculo del coche y una humedad asfixiante.
El gran desempeño y ritmo de Franco Colapinto y Nico Hulkenberg contrastaron con los problemas de sobrecalentamiento de gomas que tenía el RB de Sergio Pérez cada vez que quiso atacar al argentino o al alemán.
Poco menos que eso fue el resumen del Gran Premio de Sergio Pérez en Singapur 2024: “Un infierno”, así lo describió.
Nada parece indicar que en cuatro semanas, en el Gran Premio de Austin Checo Pérez pueda ser el optimista piloto de un auto competitivo. A Red Bull se le agota el presupuesto de desarrollo del auto y sus actualizaciones llegarán con las pruebas justas.
Red Bull debe, con toda lógica, privilegiar la atención a Verstappen, quien todavía pelea por algo, pero entre más adelante esté Checo Pérez mejor podrá apoyar a su coequipero, y ya sabemos lo que puede hacer el mexicano si de aplicar manos y estrategia se trata para ayudar Max a conseguir un título, y si no que lo cuente Lewis Hamilton, quien tiene una bonita anécdota con el ‘Ministro de la Defensa’ que se remonta a 2021.
Red Bull no debe cometer el error de dejar a la deriva a Checo Pérez, porque lo puede necesitar en una situación en extremis, de esas en las que el mexicano es especialista.
El Gran Premio de Austin se llevará a cabo del 18 al 20 de octubre, carrera en la que ya puedes realizar tus apuestas, en la que si apuestas $1,000 por un milagroso triunfo de Max Verstappen, podrías cobrar hasta $5,500*.
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