El neerlandés continúa con sus diatribas con el piloto de Mercedes mientras anuncia que será papá. En pista, anduvo atrás en los ensayos de Abu Dhabi
El GP de Abu Dhabi, última fecha de la temporada 2024, tiene en danza la definición del Mundial de Constructores, con dos candidatos: McLaren y Ferrari. En los entrenamientos quedó mejor parado el equipo de Woking, con el 1-2 de Lando Norris y Oscar Piastri. Pera colmo, Charles Leclerc deberá penalizar diez lugares en la grilla por el cambio de batería. Hasta ahí, lo deportivo en juego, más allá de la carrera, claro. Pero la competencia en Yas Marina tiene una batalla que viene desde Catar y que protagonizan Max Verstappen y George Russell. Amenazas, munición gruesa y venganzas.
Primero, la parte tierna. El tetracampeón anunció este viernes que será papá por primera vez y lo hizo a través de sus redes sociales con una foto en la que se lo ve tocando la panza de su esposa, Kelly Piquet, la hija de Nelson.
Ahora sí, las granadas. La batalla entre Verstappen y Russell comenzó en Losail, cuando el neerlandés tapó una vuelta del inglés en la Q3. Dato: no era un giro lanzado, todos iban lento. La historia siguió en la sala de comisarios deportivos, que determinaron penalizar con una grilla al tetracampeón, quien así cedió la pole y partió detrás del inglés. Después, las diatribas.
Max comenzó: “Todavía no puedo creer que alguien pueda ser así en la sala de comisarios. Para mí fue inaceptable, porque todos somos pilotos de carreras. Todos nos respetamos mucho. En toda mi carrera, nunca he experimentado lo que he experimentado en la sala de comisarios en Catar. Y para mí, eso fue realmente inaceptable. Nunca esperé que alguien intentara de forma tan activa conseguir una penalización para otro piloto y mintiendo”. Luego respondió el compañero de Lewis Hamilton: “El sábado por la noche dijo que iba a salirse de su camino a propósito para chocar conmigo y, textualmente me dijo, ‘ponerme de cabeza contra el muro’. Hay un tipo que está en la cima de este deporte y que se siente por encima de la ley”.
Después de eso, continuaron. Sí, hubo más. Russell calificó a Verstappen de “matón”. Así, sin más, y a otra cosa. Y Max recogió el guante otra vez y fue más fuerte: “Es un traidor. A mí no me importa. No hay que hablar mucho de gente así, es un perdedor”. ¿Listo? No, hubo más porque enrostró el éxito que finalmente logró en Qatar: “Nosotros reímos últimos porque al final ganamos esa carrera. Puede que salieran en la pole gracias a sus remilgos a los comisarios, pero 300 metros después estaban detrás de nosotros otra vez”.
El futuro papá cerró con un poco más de munición: “La gente puede creer lo que quiera, pero no es verdad. Yo soy siempre la misma persona, esté en casa, aquí o con los comisarios. No se puede decir eso de todo el mundo”. Por las dudas, en la cena de fin de año que suelen hacer los pilotos en cada última fecha, Max y George se sentaron en extremos opuestos de la mesa.
En pista, Verstappen fue 17º en la única tanda que disputó (debió cederle su RB20 a Isack Hadjar en el primer ensayo), mientras que Russell fue 13º. ¿Se sumarán más capítulos en esta guerra? Es probable. Tal vez, una fuerte rivalidad, con violencia incluida, sea un condimento que la F1 por estos días no tiene y que, allá lejos y hace tiempo (y no tanto) fueron rendidoras.
La Fórmula 1 llega a su final de temporada este fin de semana con el Gran Premio de Adu Dhabi, donde McLaren podría coronarse campeón a menos que Ferrari logre arruinar la fiesta en la que solo 21 puntos separan a ambos equipos. Apuesta Ahora $1,000 por la VICTORIA de Ferrari en el Campeonato de Constructores, y podrías cobrar hasta $9,000*.
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