Tras dos fuertes y muy públicos choques entre la organización de Boston y su jugador estrella, el futuro de la unión entre ambas partes luce confuso
Luego de lo visto por todos los seguidores del béisbol, especialmente los fanáticos de los Boston Red Sox, desde marzo de este año, hasta la pasada semana, cuando de manera frontal, Rafael Devers mostró su negativa a la posibilidad de volver a cambiar de posición y moverse a la primera base, tras haber iniciado su primer año como bateador designado, no debe ser sorpresa que la relación entre jugador y equipo no se encuentra en su mejor momento.
El jugador que normalmente se mostraba con una sonrisa todo el tiempo, feliz por el hecho de que “le pagan bien y puede jugar béisbol”, ha desaparecido y en su lugar apareció un pelotero más frontal que en más de una ocasión ha tronado en contra de la forma en la que se ha manejado la organización. Sin embargo, tras la negativa de Devers de moverse de posición en dos ocasiones, señalando incluso que el equiop ha defraudado su palabra más de una vez, las cosas lucen, cuando menos, confusas, para el futuro de los Red Sox.
¿Hacía dónde van las cosas después de aquí? No existe una respuesta simple. Sí, los Red Sox pudiesen decidir que no quieren más a Devers, por no ser “un jugador de equipo” y tratar de cambiarlo hacia otra escuadra, pero con un contrato de las proporciones del que tiene el dominicano, tendrían que comerse una proporción enorme de su salario para obtener algún tipo de compensación que fuese razonable por uno de los mejores bateadores zurdos de MLB.
La opción de cambio no es una que realmente pueda mejorar de manera significativa a los Red Sox y por el contrario, comprometer su nómina de manera significativa para que un jugador accione en otro equipo, no parece la idea más inteligente o efectiva en estos momentos.
John Henry, principal propietario de los Red Sox, se reunió personalmente con Devers en Kansas City, en lo que ha sido visto como un movimiento que demuestra que la situación es lo suficientemente importante como para involucrarse de manera directa. Esto, claramente, ayuda con lo que está ocurriendo y permite que la temperatura del tema baje. Sin embargo, esto no es una cura milagrosa y la división entre Devers y el gerente del equipo, Craig Breslow, será un tema que tendrá que tocarse y resolverse en algún punto de la temporada.
En cuanto a jugar primera base, al igual que lo que ocurrió cuando Devers fue movido desde la tercera almohadilla a ser bateador designado, lo más probable es que el jugador por lo menos intente entrenar en la posición, convencido por el dirigente Alex Cora. Cierto, hay muchas posibilidades de que Devers se vea mal mientras aprende la posición, pero los Red Sox necesitan realizar algunos movimientos para mantenerse siendo efectivos y de momento, todo apunta a que contar con “Carita” en la inicial es uno de ellos.
Al final del día, hay que recordar que Rafael Devers es, primero que cualquier otra cosa, un empleado de los Red Sox y como tal, será utilizado en la forma más provechosa que estos entiendan, aunque eso implique una molestia por parte del jugador. Pase lo que pase con Devers, la situación se terminará convirtiendo en una lección de manejo de crisis a lo interno de la organización.
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