El trazado de Imola es uno de los de vieja generación que este fin de semana podría recibir por última vez a la Fórmula 1
En Italia se respira automovilismo, casa de Ferrari, el equipo más importante en la historia de la Fórmula 1. Tanto se respira que, en la puerta de salida del aeropuerto de Milán, a 250 kilómetros de Imola, la imagen gigante de un piloto del Mundial da la bienvenida publicitando bolsos. ¿Lewis Hamilton, Charles Leclerc? No, ninguno de la Scuderia: es Lando Norris, quien no goza de mucho cariño de parte de los tifosi. Después de dos horas de viaje por una autovía de tres carriles por lado, se llega a Imola. Y es como entrar al pasado a uno de los templos del automovilismo.
En la zona de Emilia-Romaña parece difícil que exista un autódromo de la F1. Es un pueblo pequeño, casi un barrio. Luego de cruzar un puente que se encuentra en uno de los costados de la vía se llega al ingreso del autodromo Enzo y Dino Ferrari, lugar que quedó marcado a fuego en la historia de la F1 el 1º de mayo de 1994 con la muerte de Ayrton Senna.
Pegado al circuito hay un pintoresco barrio de viviendas de tres pisos. Desde las terrazas, algunos se dan el lujo de vivir la F1 sin tener que pagar un peso. Imola tiene aura, tiene olor a Fórmula 1. Sin embargo, el Gran Premio de Emilia-Romaña este fin de semana puede ser también la despedida de la pista de Imola ya que el contrato vence a fin de año. De hecho, el vículo con la f1 concluía en 2024, pero debido a las inundaciones que azotaron la zona en 2023, obligaron a cancelar la carrera y Liberty Media le dio otra temporada más para cumplir con aquella deuda que creó la naturaleza.

Un circuito carente de emociones
Imola apareció en el calendario de F1 en 1980 supliendo a Monza debido a las remodelaciones en ese entonces en el templo de la velocidad. Para 1981, cambió al Gran Premio de San Marino y se mantuvo de esta manera durante los siguientes 25 años, hasta 2007 cuando desapareció del calendario.
Fue hasta 2020 cuando Imola regresó al calendario durante la pandemia de COVID, ahora como Gran Premio de Emilia-Romaña, nombre con el que le ha conocido ahora.
El debate sobre si Imola debería permanecer recae en lo estrecho y revirado del circuito cuando los autos de hoy en día son mucho más grandes que antes. Esto ha limitado las oportunidades que los pilotos encuentran para adelantar y limitando el espectáculo que los aficionados esperan durante la carrera.
Imola es uno de los cicuitos clásicos junto con Spa, Zandvoort o Suzuka, y es también uno de los preferidos por los pilotos, aunque todos tienen la misma caracteristica: son estrechos. Esto hace que no se aporte casi nada de emoción a la carrera, algo que la F1 ha venido impulsando integrando circuitos más novedosos y desafiantes.
Se espera récord de público para esta edición del GP de Emilia-Romagna. Seguramente los fanáticos intuyen que puede ser la última visita a esta pista y se la quiere perder.

El Gran Premio de Emilia-Romaña se correrá del 16 al 18 de mayo y marcará el regreso de Franco Colapinto a la parrilla como la primera de cinco carreras de prueba donde seguramente intentará hacer puntos para quedar bien parado en Alpine y mantener el asiento en el futuro.
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