PSG e Inter se encuentran en la última instancia del máximo torneo europeo a nivel de clubes, ¿qué podemos esperar de este partido?
La final de la Champions League es la fiesta máxima del fútbol que consagra al mejor equipo de Europa y este sábado 31 de mayo encumbrará a PSG o a Inter de Milán. El partido se disputará en el Allianz Arena de Múnich.
Analizar al posible ganador es muy complicado, pero se puede comenzar por enumerar las virtudes que tuvieron PSG e Inter para llegar a la definición y que no son pocas en ninguno de los dos casos. Si ambos juegan a la altura de sus capacidades, se podría estar en presencia de una de las mejores finales de los últimos tiempos.
Inter: muchos equipos en uno
El Simone Inzaghi es uno de los técnicos más innovadores de Europa y le puso su huella muy rápido al equipo nerazzurro, levantando a un equipo en crisis económica en 2021 y llevándolo a dos finales de Champions en los últimos tres años.
Para Inzaghi lo más importante es la ocupación de los espacios y la constante movilidad de las piezas de una maquinaria precisa.

Para lograr esto, el DT encontró los ejecutores correctos para llevarlo a cabo, además de otorgarle su sello táctico. Por más trabajado que esté el esquema, sin centrales ágiles y habilidosos como Alessandro Bastoni o Benjamin Pavard, que se despeguen de la última línea y avancen a posiciones de ataque, no podría ser viable. Con el francés lastimado, su lugar es ocupado por Yann Bisseck, que tiene un perfil distinto al de Pavard, con un porte físico impactante gracias a su 1.96 metros de altura.
Lo mismo sin mediocampistas con la visión, el orden o el sacrificio que aportan Hakan Çalhanoğlu, Henrikh Mkhitaryan y Nicolò Barella para cubrir los espacios, hacer relevos y sacar el balón limpiamente para iniciar las acciones. El turco ha hecho una increíble transformación de su pasado de talentoso y díscolo creativo a ser un mediocentro cerebral y líder.
Por las bandas está el secreto, y allí Inter tiene a uno de sus líderes: Federico Dimarco, de enorme Champions y uno de los termómetros del equipo. Más allá de ocupar el flanco izquierdo, se lo puede encontrar donde lo necesita la jugada y muchas veces en posiciones interiores como definidor. Por derecha juega Denzel Dumfries, uno de los grandes héroes de la histórica serie de semis ante Barcelona, en la que aportó dos goles y tres asistencias. Los carrileros serán claves para esta gran final, sobre todo si pueden darle la profundidad al equipo para nutrir a los delanteros.
En la línea de ataque, Inzaghi cuenta con dos atacantes complementarios. Por un lado está el francés Marcus Thuram, muy importante para ser el pivote de los mediocampistas, aguantando de espaldas y siendo sacrificado a la hora de presionar alto.

Del otro está Lautaro Martínez, el gran goleador y símbolo del club. El ‘Toro’ no para de crecer con los años y está en la élite del fútbol mundial a fuerza de goles. Letal en el área, pero no solo; también hábil fuera de ella como para generarse opciones de gol que pueden abrir una final como lo hizo en la Copa América 2024. La del 31 de mayo será su revancha, y la de todo Inter, tras la frustrada definición ante Manchester City en 2023.
En resumen, el Inter de Inzaghi puede ser muchos equipos en uno, dependiendo de la situación. Lo que nunca negocia es el sacrificio colectivo y el orden para cubrirle las espaldas al compañero.
La transformación del PSG de Luis Enrique
La salida de Kylian Mbappé a Real Madrid parecía que iba a generar, cuanto menos, un año de transición para el club parisino. Pero para sorpresa de muchos, eso no estaba en los planes de Luis Enrique. El entrenador español prometió que iban a ser mejores sin su máxima estrella y lo cumplió. Cómo lo hizo es la pregunta.

Por empezar, solidificando su filosofía de que el colectivo va por encima de cualquier individualidad. La ausencia de una “súperestrella” del calibre de Mbappé lo ayudó en esa misión.
Su esquema predilecto es el 4-3-3, dándole mucha importancia a la movilidad y sobre todo la presión para incomodar la salida del rival o recuperar el balón cuando lo pierde.
Sus laterales, Achraf Hakimi y Nuno Mendes son piezas claves, ya que cuentan con la absoluta libertad de tomar posiciones de ataque, sea por sus respectivas bandas o cerrando hacia el centro, incorporándose al circuito interno de pases. Esto solo puede ser posible si cuentan con las espaldas bien cubiertas.
La zaga central, compuesta por Marquinhos, líder del equipo, y Willian Pacho, incorporación perfecta para lo que busca Luis Enrique de su defensa, le dan a la defensa la solidez necesaria para que los carrileros se desplieguen a la par. En caso de ser necesario, uno de los mediocentros se repliega para formar una línea de tres centrales de forma temporal.
El centro del campo tiene tres jugadores fundamentales, que aplican la filosofía del entrenador a la perfección. Por empezar, Vitinha, el motor y eje del fútbol del cuadro parisino. De sus pies sale gran parte de las acciones de peligro del equipo, gracias a su enorme calidad, visión e inteligencia. A los 25 años, ya es considerado de los mejores y más completos volantes del mundo.
Sus laderos son Fabián Ruiz, un futbolista utilitario, muy completo y con llegada al área, lo que lo convierte en un arma muy peligrosa. Completa el tridente João Neves, otra de las grandes incorporaciones para el inicio de la temporada que hicieron a este equipo lo especial que es.
El mayor peligro que genera esta formación llega desde las bandas, con una variedad de opciones que hacen al PSG el equipo más desequilibrante de Europa. Khvicha Kvaratskhelia fue el gran nombre elegido para reforzar el equipo en 2025 y su impacto fue inmediato, siendo una preocupación constante para las defensas rivales por la banda izquierda. Désiré Doué fue una de las grandes sorpresas del equipo en esta temporada, convirtiéndose en pieza inamovible en la formación, gracias a su desparpajo y atrevimiento para jugar, recordando a los inicios de futbolistas como Neymar. Otro de los habituales futbolistas que se desempeña sobre los extremos es Bradley Barcola, quién suele ingresar en los segundos tiempos como el revulsivo. El 31 de mayo puede ser una de las claves si el partido se va a tiempo suplementario o si el equipo no encuentra los caminos.

El centrodelantero es un caso aparte. Quizás el mayor acierto de Luis Enrique fue la transformación de Ousmane Dembélé de extremo a ‘falso 9’. Este cambio fue enorme para el equipo como para el ‘Mosquito’, que tuvo su mejor temporada, tanto en rendimiento como en números. Su destape goleador fue exactamente lo que necesitaban para no extrañar el aporte de Mbappé.
Dembélé usa esta nueva faceta de su juego para convertirse en el hombre a seguir. Puede hacerlo retrocediendo para unirse a los mediocampistas y abrir espacios para la subida de algún volante, o volcarse a la derecha y favorecer la llegada de Hakimi, con quién tiene una sinergia muy especial. El defensor marroquí es otra de esas piezas por las cuales el equipo rinde como lo hace y es casi irreemplazable, por su doble función en defensa y ataque. Curiosamente, es uno de los futbolistas que Inter dejó ir antes de empezar su reconstrucción.
Lo que logró Luis Enrique de un año para el otro es encomiable, dándole a su equipo una identidad que no tenía. Sobre todo luego del cimbronazo de la salida de Mbappé, que durante la primera mitad de la temporada parecía llevar al club a un desastre, pero que terminó dándole un vuelco total al equipo.
¿Qué esperar de esta final de Champions?
El 31 de mayo citará en Múnich a dos de los mejores equipos de Europa, que tienen funcionamientos muy aceitados como fuimos analizando.
Ambos equipos utilizan a sus laterales/carrileros como piezas clave de sus ataques. El que prevalezca tendrá una ventaja muy importante. ¿Dimarco o Hakimi? ¿Dumfries o Nunes? Cualquiera de ellos puede tener la llave que destrabe el partido.
La posición de Dembélé puede hacer mella en la estructura defensiva de Inter, que deberá controlar al atacante y preocuparse por la peligrosidad de los extremos. Acerbi deberá estar muy atento a los espacios que dejará el falso 9 del PSG en el área.
Lautaro Martínez tiene la espina de la final de 2023, en la que no pudo ser diferencial, aunque enfrente tendrá una de las zagas más sólidas de Europa. Thuram, su compañero, puede ser una clave importante en el cuerpo a cuerpo con los centrales, tanto para sacar ventaja para sí como para liberar al ‘Toro’.
Con variantes y armas diferentes, PSG e Inter prometen un partidazo, y el Allianz Arena será el escenario de una batalla táctica de dos grandes entrenadores buscando imponer su idea y llegar a la gloria de ganar la Champions.

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