Este 31 de mayo de 2025, Luis Enrique tiene una nueva cita con la historia: convertir a PSG en campeón de la UEFA Champions League por primera vez. Una década después de levantar el trofeo con Barcelona en Berlín, el técnico asturiano vuelve a una final europea, esta vez al mando de un equipo que aprendió a competir sin depender de nombres rutilantes
De Barcelona a PSG, de las estrellas a la estructura
En 2015, el Barça de Luis Enrique era un equipo legendario, liderado por el tridente MSN (Messi, Suárez y Neymar) y sostenido por un mediocampo de élite con Xavi, Iniesta, Busquets y Rakitić. En defensa, nombres como Piqué, Mascherano, Jordi Alba y Dani Alves completaban una estructura que arrasaba en Europa. Aquella final se ganó 3-1 ante la Juventus de Buffon, Pirlo, Tevez y Vidal.
Diez años después, el contexto en París ha sido diametralmente opuesto. Luis Enrique heredó un PSG sin Messi ni Neymar, y con un Kylian Mbappé en la rampa de salida. Sin grandes figuras, pero con un plan claro y una apuesta firme por el colectivo, el PSG fue de menos a más. En esta Champions ha eliminado con autoridad a rivales como Liverpool, Aston Villa y Arsenal (el verdugo de Real Madrid), y ahora busca hacer historia.

El mérito colectivo de PSG
Esta versión de PSG no depende de un solo nombre. Vitinha, Fabián Ruiz y João Neves han controlado los tiempos en el mediocampo. En ataque, Dembélé, Barcola, Doué y el fichaje de Kvaratskhelia -quien llegó para reemplazar a Asensio- han dado verticalidad, creatividad y gol.
En defensa, el equipo recuerda por momentos al Barça de 2015: Hakimi y Nuno Mendes ofrecen proyección constante, mientras que Marquinhos y el ecuatoriano Pacho han sido sólidos en el eje. En el arco, Gianluigi Donnarumma ha recuperado su mejor nivel y se ha convertido en la muralla que el Barça tuvo en Ter Stegen, el único sobreviviente de aquel título azulgrana.
Eso sí, Dembélé ha sido su jugador más destacado. Al extremo francés lo reubicó en el campo de juego, ahora juega más cerca del arco rival y como resultado lo ha llevado a convertirse incluso en candidato a ganar el Balón de Oro: con 35 goles en esta temporada.

Una final emocional para Luis Enrique
Más allá del fútbol, esta final tiene un componente muy íntimo para Luis Enrique. En la consagración de 2015, celebró en el césped junto a su hija Xana, quien falleció en 2019 por leucemia. “Tengo el deseo de poder hacer lo mismo con PSG. No estará mi hija físicamente, pero estará espiritualmente, y eso para mí es muy importante”, expresó el técnico, visiblemente emocionado.
Tras dejar el Barça en 2017, se alejó del fútbol por completo para centrarse en su familia. Como seleccionador de España volvió con fuerza: alcanzó semifinales en la Eurocopa 2020, una final en la Nations League (2021) y disputó el Mundial de Qatar 2022, aunque fue eliminado por Marruecos en penales. Su salida marcó el fin de un ciclo que dejó huella por su apuesta por el talento joven y el fútbol ofensivo.

PSG tiene un solo objetivo: la Champions
En su primera temporada en París, Luis Enrique ganó la Ligue 1 y la Copa de Francia. En la segunda, repitió el título en el campeonato local, pero para el club y su afición, solo hay un objetivo: la Champions League. Esta final no solo representa una oportunidad histórica para PSG, sino también un capítulo redentor en la carrera del técnico asturiano.

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